Las lágrimas de Roger Federer tras aquella inolvidable final en Melbourne de 2009 donde Rafa Nadal ganó su único Abierto de Australia. Aquellas tardes sobre la hierba de Wimbledon donde el español cumplió su sueño en penumbra en 2008 tras dos asaltos frustrados frente al suizo. Y tantos mediodías en París, donde Roger creyó (equivocadamente) que nunca vencería.

En total, 35 duelos. Ocho de ellos en finales de Grand Slam, donde Nadal sólo clavó la rodilla en dos ocasiones, ambas en Wimbledon (2006, 2007). El próximo domingo, de nuevo en Melbourne, vivirán el capítulo número 36, noveno en una gran final, de una saga que parecía agotada.

El balance global es de 23 a 11 a favor de Nadal, culpable de que el palmarés de Federer sea hoy aún más increíble de lo que es ya. Y de esas 23 victorias, tres llegaron en Australia, donde el español siempre derrotó al suizo. Dos en las semifinales de 2012 y 2014, donde Nadal cayó derrotado en la final frente a Djokovic y Wawrinka, respectivamente, y una en la citada final de 2009 donde cayó el único título del balear en Melbourne.