REDACCIÓN: El ONCE HN
Cuando parece que los árbitros dejan de ser protagonistas en la Liga Nacional, vuelven con fuerza y cometiendo errores que pesan en el normal desarrollo de los diferentes encuentros de fútbol.
En esta edición de CRITERIO analizaremos la raíz de todo este mal y el escudo ‘ángel guardián’ que tienen, llamado PEDRO REBOLLAR.
La más reciente jornada del campeonato tuvo diferentes equivocaciones por parte de los árbitros, sobre todo en los duelos clásicos de Motagua vs Real España y Marathón vs Olimpia.
No es la primera vez que esto sucede y tampoco creemos que sea la última. Es cierto, un error cualquier humano lo comete, pero estar siendo repetitivos durante un lapso de tiempo extendido, sobrepasa lo “mediocre” y lo “permitido”.
La fuente puede nacer en la mala preparación que tienen los jueces, quizá la falta de una continua seria evaluación, además de una actualización merecida de las nuevas reglas.
Sin embargo, existe un factor externo que puede ser el colchón para los tocapitos… Pedro Rebollar, presidente de la comisión de arbitraje.
Su llegada al país, el año pasado, generó expectativas de un mejor arbitraje, pero nda de eso ha llegado a cumplirse, degenarando aún más, de cierta forma, lo que venía aconteciendo.
Parece que con la llegada del mexicano los árbitros se despreocuparon por hacer un buen trabajo y si lo hacen mal, parece no importar mucho. Semana a semana son defendidos por el señor Rebollar, quién alaba cada labor, criticando muy poco.
Su mano no se ha visto y todo indica que no se verá, no porque esté cerca de irse del país, de hecho tiene contrato renovado, sino porque en los meses transcurridos no ha hecho nada.
En mi opinión debe ser valiente renunciado al cargo, de esta forma, dejará de hacer tanto mal al gremio de los silbantes catrachos y sobretodo al fútbol nacional en general.
No es quién pita dentro de las canchas, pero es el encargado de elegir los mejores para los partidos de Liga, de brindar una correcta y sincera retroalimentación, de mantener preparados en todo el sentido a sus “púpilos”, etc.,… nada de eso ocurre.