REDACCIÓN: Diario AS

Menos de dos meses. Eso es lo que ha durado la aventura de Vincent Kompany como entrenador-jugador del Anderlecht. Después de once temporadas en las que se convirtió en líder de la defensa del Manchester City, el jugador belga regresó a su país, a su equipo de toda la vida, aquel del que salió con 21 años para probar suerte en Alemania. Firmó un contrato hasta 2022.

Sin embargo, su vuelta a casa no ha podido ser más agria. El histórico equipo violeta, campeón de la Copa de la UEFA en 1983, todavía no conoce la victoria tras cuatro jornadas de la Jupiter Pro League (disputando Kompany todos los minutos). El Anderlecht marcha 13º con dos puntos, a ocho de Brujas y KV Mechelen.

Su puesto al frente del equipo lo ocupará Simon Davies, que formaba parte de su equipo. Al galés, que se unió a Kompany en esta aventura, le conocía de su larga etapa en el Manchester City: trabajaba en la academia de los citizens.

Así lo ha asegurado el propio Davies ante los medios: “Kompany debe ser más un jugador durante el partido. Debe ser capaz de liderar al equipo en el campo, nadie duda de que puede hacerlo, pero es importante que solo sea un jugador más durante el partido”.

El técnico galés asegura que es una decisión que “debería permitirnos trabajar de forma más eficiente. En los días de competición, Kompany solo se concentrará en el partido. El club solo puede obtener beneficios de esta jerarquía más clara”.