REDACCIÓN: El ONCE HN
Un acto terrible protagonizaron los aficionados del Real España presentes en el sector de silla del Estadio Morazán, uno de los menos problemáticos en el papel. Lanzaron una caja de “refrescos” vacía al camerino del equipo visitante, en este caso, Motagua.
Esto generó la alteración emocional de Diego Vázquez, quien agarró la caja y lanzó al campo para mostrarle al juez central Raúl Castro. No obstante, salió expulsado por las protestas consideradas desmedidas.
En redes sociales, el argentino reaccionó molesto: “Tienen que romperle la cabeza a uno de nuestro cuerpo técnico y ver sangre. Quizá así paran el juego. Increíble, castigan a los agredidos”. Y no deja de tener razón en todo lo dicho.
No se puede satanizar la acción del técnico azul, pero si hubiese actuado con más mesura se ahorraba la tarjeta roja. Ahora deberá ausentarse del clásico capitalino contra el Olimpia en el Estadio Carlos Miranda de Comayagua (sábado).