REDACCIÓN: Diario AS
La crisis del coronavirus se expande y el tsunami arrastra consigo los eventos deportivos a lo largo y ancho del planeta. Otro más que se une a la lista en serio peligro es la International Champions Cup en EE UU, que cada verano se convierte en ensayos de pretemporada y una generosa fuente de ingresos para el Real Madrid. Para este 2020 había, además, premio gordo: un Clásico contra el Barcelona en Las Vegas.
Un proyecto que desveló en febrero el Washington Post en el que el club blanco y el Barcelona han seguido negociando con Relevent Sports, la empresa que organiza el torneo.
El plan era celebrar el segundo Clásico en suelo estadounidense, tras el de Miami en 2017. Serviría, como si fuera una botella de champagne, para botar el nuevo estadio de la Ciudad del Pecado. El Allegiant Stadium es la próxima maravilla de Las Vegas (ha costado 1.750M€) y acogerá desde este año a los Raiders, la franquicia de la NFL que se acaba de mudar allí.
Pero este nuevo Clásico recibió hace cuatro semanas un primer mazazo, cuando el azote del coronavirus se disparó en China y obligó a Relevent Sports a cancelar la parte del torneo que se iba a jugar en Singapur.
Ahora, la suspensión de momento temporal de las grandes Ligas constriñe al máximo el calendario. A eso hay que sumar que Estados Unidos se está cerrando por la pandemia, sus competiciones también (la NBA) y por ejemplo un macroevento como el próximo draft de la NFL, precisamente en Las Vegas, se celebrará a puerta cerrada el 23 de abril.