REDACCI脫N: El Mundo

Riazor no lo olvidar谩. El Depor firm贸 en su casa la mayor fiesta de su historia europea al aplastar al ‘todopoderoso’ Milan de Berlusconi. El fara贸nico 4-0 recetado deja en vagas cenizas, en mera an茅cdota, los 10 minutos malditos de San Siro (4-1). Porque el Depor iluminado del primer acto fue una especie de trituradora, con Valer贸n de jefe, con los galones y sabidur铆a propios de quien es un artista 煤nico a la hora de inventar f煤tbol. La apoteosis, la noche m谩s irreal se hizo verbo tras el ejercicio de control del segundo acto.

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Luque, V铆ctor, Pandiani, y toda la defensa en conjunto tambi茅n rayaron a un nivel insuperable para dejar grogui al mejor grupo europeo, que cay贸 desplomado en parte por la eficacia de los locales y porque nunca supieron despertar del soberano castigo de una primera mitad (3-0) soberbia con un Riazor inflamado de ambici贸n. La que parec铆a una tarea fara贸nica, echar a la calle al campe贸n, se realiz贸 a ritmo estajanovista, en 45 minutos.

Lo que hizo el Depor ante el mayor jerarca del f煤tbol europeo s贸lo es explicable desde la ruleta de un deporte que genera momentos 煤nicos, donde las utop铆as son realizables por impensables que parezcan viendo el precedente. Porque el equipo gallego desarbol贸 las l铆neas de presi贸n milanista en un primer acto m谩gico, como una m谩quina donde todos, desde Valer贸n a Pandiani, desde Luque a Romero pasando por el viejo guerrero Mauro Silva o el portero Molina ejecutaron el partido perfecto.

Con un p煤blico extasiado, el equipo de Javier Irureta, que se pellizcaba al final del partido para cre茅rselo, vivi贸 posiblemente el duelo m谩s memorable de una historia que est谩 dejando de ser modesta. Ya es grande. Los goles de Pandiani, su rifle, de Valer贸n, de Luque y Fran, obraron un milagro, que tom贸 cuerpo con 45 minutos de f煤tbol a todo trapo, sin complejos.

El Milan se encogi贸 hasta el infinito, por mucho que en sus filas se tengan a luminarias como Shevchenko, Rui Costa, Kak谩 y compa帽铆a. Los de Ancelotti amenazaron con no dejar volar su bot铆n de San Siro (4-1), pero un conjunto crecido, multiplicado en su fe y en su f煤tbol por los gritos de su hinchada, le propin贸 probablemente el mayor baile que han dado a los rossoneri en su vida.

La funci贸n comenz贸 con un ritmo alt铆simo, insoportable, de m谩xima exigencia f铆sica. Y fue el Milan el que empez贸 avisando, primero con una internada de Caf煤 a la que Shevchenko no lleg贸 por escaso medio metro, y acto seguido en un bal贸n cruzado que Tomasson golpe贸 sin veneno, flojo, a las manos de Molina.

La ambici贸n de Ancelotti no amedrent贸 a los coru帽eses que, en la primera ocasi贸n en la que llegaban con peligro, marcaron el camino. Romero subi贸 por la banda izquierda y su centro cay贸 a los pies de Pandiani, que engatill贸 a la cepa izquierda de un Dida que se qued贸 con el molde. Viendo el vendaval, los italianos se protegieron con m谩s bal贸n. Su f贸rmula dio resultado apenas un instante y Kak谩 lo deperdici贸 en una contra. El brasile帽o, azote en San Siro, esta vez fall贸 el mano a mano ante un Molina que aguant贸 el amago.

Pese al susto, nadie se vino abajo, insistiendo por la banda derecha. Fueron los mejores momentos locales. Luque, toda la noche un volc谩n por su banda, puso un centro medido desde la izquierda a la cabeza de Valer贸n, que no perdon贸. La remontada estaba a tan s贸lo un gol, ante un Milan que no lograba asimilar el diluvio. Su pesadilla se complet贸 cuando Luque rob贸 el bal贸n a la zaga italiana y, por pies, se plant贸 s贸lo delante de Dida, al que dej贸 seco con un trallazo.

Tras el intermedio la disposici贸n de ambos conjuntos fue bien diferente. El campe贸n intocable, ahora obligado a marcar, se hizo con el control, ante un Depor bien replegado atr谩s que esperaba matar a la contra. Los gallegos, ya con el Everest escalado, estaban cada vez m谩s c贸modos, sueltos, aprovech谩ndo la ansiedad de un rival que se consum铆a en su impaciencia. Fruto del control absoluto, lleg贸 el 4-0 de la antolog铆a. Fran, que diez minutos antes hab铆a entrado por Luque, aprovech贸 un centro de V铆ctor al segundo palo para rubricar con un potente zurdazo a una noche 煤nica, inolvidable para el deportivismo.