La influencia de Lionel Messi en el Barcelona cada vez es mayor, no sólo en datos de asistencias y goles, que los sigue manteniendo, sino en el desarrollo del juego. La ausencia de Xavi Hernández, el referente en la creación del mejor Barça (y ayer de Iniesta) ha facilitado la mutación de Leo Messi de extremo o delantero, a todocampista goleador. Ayer incluso se le vio luchando y defendiendo ante Yannick Carrasco en una jugada de ataque del Atlético. Su rol en el equipo crece cada día.

El punto de inflexión esta temporada en su rendimiento fue el Clásico ante el Real Madrid, que acabó 1-1 (3 de diciembre). No fue el mejor día de Messi. No asistió ni marcó. Disparó dos veces: una desviada y otra pelota que apenas inquietó a Keylor Navas. Generó otras dos ocasiones de peligro y su mejor registro fue en el pase en corto, tuvo un acierto del 91%, el mejor de su equipo igualado con Rakitic (Modric tuvo un 95%).

Tras el Clásico del 3 de diciembre, Messi ha jugado con el Barcelona 12 partidos (1 en Champions, 6 en Liga y 5 en Copa). En todos, el argentino ha marcado o ha asistido excepto en la ida de Copa ante la Real Sociedad (marcó Neymar de penalti). En ese tiempo (desde el 3 de diciembre), ha hecho 11 goles y ha repartido 5 asistencias.

En los 29 partidos oficiales que ha disputado esta temporada el FC Barcelona, Messi ha marcado o asistido en 23 de ellos: 30 goles y 12 asistencias. Está en el mejor promedio de la última época. Si mantiene este nivel, a final de temporada saldría a una estimación de 60 goles en 58 partidos. Desde 2013, sólo una temporada, la 14/15, salió a más de un gol por partido. Hizo 58 goles en los 57 partidos oficiales del Barcelona aquella temporada.