REDACCIÓN: Marca
La final femenina de Wimbledon, que empezó como un monólogo de la vencedora, tuvo un digno desenlace que terminó con el triunfo de Ashleigh Barty sobre Karolina Pliskova en tres apretados sets.
La australiana doblegó este sábado a su adversaria con un tanteo de 6-3, 6-7(3) y 6-3 para sumar su segunda corona de ‘Grand Slam’ tras la lograda en Roland Garros, en la edición de 2019. Es la undécima tenista en activo con dos o más títulos en los grandes escenarios de la raqueta.
Si alguien buscaba un relevo a Serena Williams, en cuanto a dominación en el circuito, ya la ha encontrado. Y es que la flamante campeona de Wimbledon, que partía como primera favorita del cuadro, saldrá el lunes con una renta de 2.299 puntos respecto a la desaparecida Naomi Osaka.
Barty, en el momento de recibir el plato Venus Rosewater, completó una bonita historia en la hierba del All England Club donde levantó el trofeo júnior en la edición de 2011 cuando apenas tenía 15 años. Anteriormente habían hecho doblete Ann Jones, Martina Hingis y Amelie Mauresmo.
Es ya un hecho que a Pliskova le cuesta gestionar la presión de las finales, al menos de las últimas. La checa, que había abandonado por primera vez el ‘top10’ después de cinco años, venía de perder la lucha por el título de Roma con un doble rosco ante Iga Swiatek.
El 6-0 parecía el destino del primer set de un duelo en el que Barty empezó con un 4-0 y decantando a su favor 16 de los primeros 18 puntos. La grada de la catedral del tenis era un murmullo constante.
Pliskova estrenó su marcador en el quinto juego ante el aplauso de los asistentes. La checa iría más allá y tomaría la delantera en el inicio de la segunda manga.
A la exnúmero uno mundial se le seguirá resistiendo un ‘major’ en su extenso currículum. Eso sí, siguió luchando, no se dejó ir ante la adversidad, hasta llegar a la muerte súbita. Forzó el ‘tie break’ desde el resto y lo ganó después cuando casi nadie lo esperaba. A Barty, habitualmente con cara de póquer, la condenaba una doble falta. Ella también tiene nervios y presión.
La australiana no falló después, algo que sí hizo Pliskova, con una volea a medio centímetro que le costó la sexta rotura. A Karolina se le escapaban las lágrimas en el parlamento. Sabía que se le había escapado otro tren, pero se marchaba con la cabeza alta.
Ashleigh acumula ya 12 entorchados en su palmarés, cuatro en el presente ejercicio, y en todas las superficies. Ganó el Yarra Valley Classic y Miami (dura), Stuttgart (tierra) y ahora Wimbledon (césped). Es la tercera australiana en coronarse dentro de la Era Open después de Margaret Cout y Evonne Goolagong, la última en triunfar en 1980. Carla Suárez, en su despedida del césped londinense, siempre podrá decir que perdió con la campeona.