Resultó sintomático ver a Messi no celebrar ninguno de los dos goles del Barça contra el Leganés. Sea porque se reprocha el 4-0 de París como responsable máximo por su condición de mejor jugador del mundo y la pérdida ante Rabiot en la jugada del 2-0. Sea por los pitos de la grada, por el juego del equipo o por una desconexión con sus compañeros o con Luis Enrique, el caso es que el argentino ni festejó un gol que deja vivo al Barça vivo de milagro en la Liga.
El caso es que el Messi más triste que se recuerda en los últimos tiempos (sólo hace falta recordar su celebración eufórica del 3-1 ante el Athletic en la Copa o en el 1-2 ante el Atlético de Madrid con un golazo) no baja su producción goleadora y ya es líder en la clasificación de la Bota de Oro.
Messi está igualado con sus 19 goles y 38 puntos con Higuaín, que vuelve a firmar un gran año realizador ahora en la Juventus, y Edin Dzeko, el bosnio de la Roma que está firmando una temporada sencillamente excepcional.
Detrás viene Cavani, que paradójicamente es el máximo goleador con 25 tantos (no mojó esta semana) pero cuyos tantos valen menos según el coeficiente establecido. El uruguayo tiene 37,5 puntos (sus goles cuentan un punto y medio). Suárez es quinto en la clasificación con 18 goles y 36 puntos.