Zidane se tambalea. La derrota ante el Barça en la Liga ha dejado en mala posición al entrenador del Madrid. El francés será relevado si no gana Liga o Champions. La eliminatoria europea contra el Atlético marcará su futuro. Simeone puede convertirse en el juez de Zidane.

En la Casa Blanca ya barajan un nombre para caso de debacle total: el alemán Joachim Löw. Löw tiene contrato con Alemania hasta 2020, en que se celebra la Eurocopa multieuropea, pero también una cláusula por la que puede rescindirlo si le llaman los grandes de Europa, entre ellos el Madrid, Barça, United y Bayern.

Los otros dos entrenadores de los que se ha hablado en el Bernabéu están en la Premier, Conte y Pochettino, pero ambos están bien atados contractualmente por sus clubes respectivos, Chelsea y Tottenham. La contratación de Conte plantearía el problema de un cambio radical de sistema, dado su gusto por el empleo de una defensa con tres centrales.

El Real Madrid ya prescindió de tres entrenadores que ganaron la Champions: Heynckes, Del Bosque y Ancelotti. Zidane puede ser el cuarto si el Madrid pincha en la Liga. Pero lo que sería definitivo es un revolcón por parte del Atlético en la Champions. Ese sería un disgusto que Florentino sería incapaz de digerir.

Algo debe intuir Zidane. Por eso, en un plazo de sólo cuatro días (en la víspera de los recientes partidos de Liga frente al Atlético y el Leganés), repitió dos veces que su futuro no está claro. “¿Si estoy seguro de seguir? No, para nada, por eso no estoy preparando nada. Estoy trabajando lo que me queda de esta temporada. Sé lo que es entrenar al Real Madrid para lo bueno y malo y estoy preparado para todo. Hablo siempre del partido siguiente, me interesa eso, siempre va a ser así hasta el último día que me quede como entrenador aquí. Me importa el partido de mañana, el resto no sé lo que va a pasar�, aseguró el francés, que no da puntadas sin hilo.

En el debe de Zidane se apunta su sumisión ante la BBC, su falta de recursos para acertar en los cambios en algunos partidos y, por último, su incapacidad para frenar el descontento creciente de jugadores como Isco, Morata, Asensio y James, que en muchos momentos se han sentido relegados injustamente ante su suplencia y el bajo rendimiento de, especialmente, Bale y Benzema.