El Real Madrid tratará de revalidar el título de la UEFA Champions League a pesar de caer por 2-1 en la vuelta de las semifinales. El equipo blanco hizo bueno el 3-0 de la ida y amargó al Atlético de Madrid su despedida europea del Vicente Calderón.
Nadie dudaba de la intensidad que le iba a imprimir el Atlético en los primeros minutos de partido. Y así fue. Los rojiblancos presionaban en bloque y con decisión, tratando de precipitar la salida de juego del Madrid. Más dudas había con el planteamiento de Zidane, ya que el 3-0 de la ida le permitía nadar y guardar la ropa.
El Atlético tuvo la primera. Carrasco se fue de Marcelo en banda derecha, y su centro raso lo remató Koke como pudo. La pelota fue a puerta, y Keylor Navas tuvo que mandarla a córner. La réplica visitante llegó en una falta lateral, pero Oblak sacó una mano milagrosa para evitar el gol de cabeza de Casemiro.
Ahí quedaron los fuegos de artificio. A partir de entonces el Atlético ya no amagó más, solo golpeó. Y cómo lo hizo. Primero fue Saúl quien, con un gran cabezazo en el 12’, mandó la pelota al fondo de la red para llevar la locura a las gradas. Y la locura se transformó en delirio cuando, cuatro minutos después, Griezmann transformó un penalti cometido por Varane sobre Torres.
El tanto dejó muy tocado al Madrid, pero a un equipo así hay que noquearlo, y el Atlético no lo hizo. El 2-0 dejó a los locales sin saber si ir a por el tercero o contemporizar, y eso ante un rival de esa magnitud es como darle oxígeno a un escalador con hipoxia. Es darle la vida.
Y claro, el Madrid lo aprovechó, vaya si lo aprovechó. Benzema se percató de que los dos centrales del Atlético estaban fuera de posición y decidió bailar sobre la línea de fondo, dejando atrás a Godín, Savic y Giménez. Su pase atrás lo remató de primeras Kroos, y Oblak lo sacó aún no sé muy bien cómo, pero Isco cogió el rechace para marcar el 2-1 y volver a alejar Cardiff del GPS atlético.
El Atlético trató de recuperar la fe en el vestuario, pero ya se habían gastado muchas balas y la final estaba ahora a tres goles de distancia. Todo un mundo ante el once veces campeón de Europa. Pero siguió porfiando el equipo local, y pasada la hora de juego Keylor evitó el gol del Atlético con una doble intervención tras remates de Carrasco y Gameiro.
Los últimos minutos del partido sirvieron para que la afición rojiblanca rindiera un merecido y sonoro homenaje a sus jugadores en forma de cánticos. Para eso, y para despedirse del Vicente Calderón en una noche europea. Demasiadas emociones juntas. El Madrid, por su parte, buscará en Cardiff hacer historia y convertirse en el primer equipo en revalidar título en la era de la UEFA Champions League.