Hace solo unos meses, Kevin Durant dejaba boquiabierto al mundo NBA. Una carta en The Players Tribune anunciaba que cambiaba Oklahoma City por Oakland para jugar al lado de Stephen Curry, Klay Thompson, Draymond Green.
Desde aquel día, los Golden State Warriors se convirtieron en favoritos casi únicos al anillo de 2017. Cualquier otro resultado hubiera sido un estrepitoso fracaso para un equipo dolido que buscaba venganza tras las dolorosas Finales de 2016.
Durant no tardó en ganarse el corazón de los aficionados de los Warriors, y ha cerrado el año como lo tenía que cerrar: siendo MVP de sus Finales. Las de su primer anillo, segundo de los Warriors en tres años. No ha bajado de los 30 puntos y se ha convertido en el segundo máximo anotador de la historia en unas Finales de cinco partidos (solo dos puntos menos que Iverson en 2001) y en el tercer jugador que gana cuatro títulos de máximo anotador y al menos un anillo NBA. Los otros dos, Michael Jordan y Wilt Chamberlain.
Kevin Durant ha promediado en estas Finales 35,2 puntos, ocho rebotes, 5,4 asistencias y 1,6 tapones. Todo con un 55% de acierto en los tiros y 3,6 triples por partido.