REDACCIÓN: El ONCE HN
¡Lo volvieron a hacer! El Barça goleó en el Santiago Bernabéu en un alarde de eficacia en la segunda mitad y jugará su sexta final de la Copa del Rey consecutiva. Los azulgranas fueron de menos a más para un nuevo asalto al coliseo blanco. Un eléctrico Dembélé y un ‘pistolero’ Luis Suárez con la puntería más afinada que nunca se encargaron de superar una eliminatoria que no estaba nada fácil.
Este equipo se merece todos los elogios. Fue un Barça serio, que golpéo en el momento opotuno, más maduro. Un Barça que va a por el triplete. Por cierto, el Madrid ya no lo podrá conseguir.
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Ernesto Valverde decidió poner sobre el césped del Bernabéu el mismo once que en Lyon, el de gala ahora mismo teniendo en cuenta que Cillessen, el portero de la Copa, y Arthur se recuperaron a tiempo, pero sin estar al cien por cien para aguantar las exigencias de un rival que también empezó con los que están más en forma. O sea que Marcelo y Bale, al banquillo.
Necesitaba marcar el Barça, pero no salió en tromba ni tampoco especuló el Madrid con el resultado inicial. Una partida de ajedrez en un inmejorable tablero. Y buscaron los azulgranas ‘comer’ la primera ficha cuando a los siete minutos, Dembélé encontró a Suárez de banda a banda y el uruguayo la descolgó a la llegada de Sergi Roberto. Modric se anticipó al remate cantado del canterano.
Y claro, en un clásico y en el Bernabéu no podía tardar la polémica y antes del cuarto de hora, Vinicius ya estaba por los suelos. Se reclamó con vehemencia una entrada de Semedo, con dificultades para frenar a Vinicius. Jugada ciertamente dudosa que eso sí, envalentonó al brasileño, que la tuvo minutos después. Su chut salió algo. Lo hace todo bien, pero le falla el punto de mira.
Acciones que abrieron el partido. Necesitaba el Barça imprimirle una marcha más. Y que apareciera Leo Messi, tapado en primera línea por Casemiro y si la conseguía superar, entonces le esperaba Ramos. Adelantó su defensa el Madrid y los azulgranas debieron ser muy precisos y escoger el momento oportuno. Cada vez más se acentuó el dominio de los de Valverde y la decisión madridista de robar un balón y salir a la contra. Son concepciones distintas de ver el fútbol, no cabe duda.
Así fue como apareció salvador Ter Stegen a diez minutos para el descanso. Vinicius se fue solo a portería, pero no supo resolver y se la cedió a Benzema. Este ya da más miedo de cara al gol. Chutó el francés y se topó ante un gigante alemán.
La volvió a tener muy clara Vinicius, de nuevo en una contra. Esta vez se le marchó fuera cuando lo más fácil era marcar. Sufrió, y mucho, el Barça en el tramo final del primer tiempo ante la verticalidad blanca. En cambio, a la que fueron los azulgranas quienes tuvieron un claro contragolpe, los de Solari lo frenaron sin contemplaciones. El ‘entradón’ de Kroos a Messi ni siquiera tuvo sanción. Pero permitió respirar a un equipo, el del ‘Txingurri’ Valverde, que se fue a los vestuarios consciente de que mucho tenía que mejorar en la reanudación si quería superar la eliminatoria.
Salió fuerte el Real Madrid en la segunda mitad… pero golpeó el Barça. La velocidad endiablada de Dembélé desbordó a los defensores blancos y el francés tuvo la pausa suficiente para ver la llegada de Luis Suárez. El ‘uruguasho’ la dio con toda el alma, la que pone en todos los partidos y más cuando son de la máxima. Golazo para ver la final más cerca.
Enrabietado, el Madrid se fue a por el empate con más corazón que cabeza. Y aunque apretó, el Barça tiene a Ter Stegen, que en el minuto 62′ puso una mano sensacional al cabezazo de Reguilón. Después, la enésima acción brillante de Vinicius… sin premio por muy poco.
El correcalles en que se convirtió el partido jugó a favor de un Barça que sentenció en otra conexión mágica entre Dembélé y Luis Suárez… que terminó de rematar sin pretenderlo Varane para poner la sentencia. En un arranque mágico de la segunda mitad, los azulgranas aniquilaron la eliminatoria.
Con el Madrid KO y un Suárez que quería más, el Barça puso la guinda. Penalti claro de Casemiro al uruguayo y Messi que se lo dejó a su gran amigo para que se sacara de la chistera un ‘Panenka’ que dejó al Bernabéu para el arrastre. Y en los mismos morros de Sergio Ramos.
Fue el colofón, la guinda al pastel, pues ya no hubo partido. Unos y otros dejaron correr los minutos. El Madrid desesperado. Cuando no es el jardín de Messi, lo es de Luis Suárez. ¡Y a la final!