REDACCIÓN: Goal
Después del Maracanazo de 1950, era difícil que la Selección de Brasil sufriera una humillación más grande en la historia de los Mundiales. Pero aquella final perdida contra Uruguay pudo haber quedado chica ante la tremenda derrota frente a Alemania en las semifinales de la Copa del Mundo de 2014.
Ese inolvidable 1-7 del Mineirao es tan o más doloroso en la vida de la Canarinha, que este martes vuelve a ese estadio para jugar otra semifinal, esta vez contra la Selección argentina y por la Copa América.
8 de julio de 2014. Belo Horizonte. Cinco de la tarde. Brasil sale a disputar la semifinal de su Mundial ante Alemania, con el sueño de llegar a la final en el Maracaná intacto. Neymar lo mira desde su casa: se había lesionado tras una dura infracción desde atrás de Camilo Zúñiga en el partido anterior, por los cuartos de final. La fiesta brasileña en el Mineirao es total, pero termina siendo efímera: la alegría da paso a la tristeza en menos de media hora, cuando el equipo de Joachim Low ya gana 5-0.
Como pocas veces antes, la efectividad jugó un papel preponderante: según Opta, Brasil dominó casi todas las facetas del juego y, desde lo estadístico, Alemania no reflejó semejante superioridad. Los de Scolari remataron muchas más veces al arco -18 a 14-, tuvieron más tiros de esquina -7 a 5-, mayor precisión en los pases (85%), más centros -20 a 6- y hasta menos faltas -11 a 14-.
La gran diferencia fue en la eficacia de unos y otros , siendo que los alemanes acertaron el 83% de sus tiros , tuvieron un poco más la posesión (52% a 48%), ganaron muchos más duelos mano a mano (71% a 28%) y acertaron más centros (dos de seis contra ninguno).
Marcaron para Alemania Thomas Mueller a los 11′, Miroslav Klose a los 23′, Toni Kroos a los 24′ y 26′, Sami Khedira a los 29 y André Schürrle a los 69′ y 79′. Los germanos pudieron hacer alguno más, pero el octavo gol de la tarde fue de Brasil (Oscar, 90′).