REDACCIÓN: El Espectador
El domingo 7 mayo de 2006 Zinedine Zidane jugó su último partido como profesional luego de 17 años de carrera. Ese día, en el Santiago Bernabéu, el francés anotó un gol frente a Villarreal en un encuentro que terminó 3-3, pero que más allá del resultado significó el adiós de uno de los hombres más talentosos de los últimos 20 años.
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Zidane, hoy entrenador del Madrid, sumó ocho tantos en esta temporada de despedida y dejó la cancha en el minuto 88 por Raúl Bravo. Conmovido, el campeón del mundo en 1998 levantó los brazos y con un aplauso devolvió la algarabía de un público que no sólo agradeció por lo hecho (10 títulos con la camiseta blanca), sino por la entrega desde que llegó proveniente de Juventus.
Ese día, Juan Román Riquelme se quedó con la que podría ser una pieza histórica, si se quiere, al buscar a Zidane al final del encuentro y cambiar camisetas con él. Fueron cinco temporadas para un total de 227 partidos, 49 anotaciones y 68 asistencias para el volante que comandó al famoso Real Madrid de los galácticos.
El número 5 es despedido por sus hijos desde la platea del Bernabéu, quizá para no romper en llanto prefiere mantener la cabeza baja y la mirada esquiva, porque el momento es tan conmovedor que hasta el más duro de todos puede quebrantarse.
Zidane, el mago, el hombre de la rapidez mental y de piernas, al que era casi imposible quitarle la pelota, dijo adiós. Al final del encuentro, Raúl González lo empuja al centro de la cancha y en otro mar de aplausos, el francés manda besos a la tribuna y agradece. Uno a uno sus compañeros se acercan. Primero Iker Casillas, luego Julio Baptista, también Gabriel Heinze y Guti.
Todos quieren abrazarlo y Zidane disimula las lágrimas, y entra por última vez por el túnel hacia los camerinos mientras en la pantalla del estadio aparece una imagen suya con las palabras “Gracias, Zidane”.
Nueve años después saldría otra vez por ese lugar, ya no con pantaloneta y guayos, sino de vestido, elegante y siendo el entrenador del club en el que se retiró del fútbol, por decisión propia, como lo dijo una vez.
Zidane, el histórico jugador, volvió para convertirse en el histórico entrenador que ganó tres Champions League, el mismo que demostró que es posible brillar en el terreno de juego y en los bancos haciendo parte del grupo selecto y exclusivo de quienes lo han hecho (muy pocos).