REDACCIÓN: El ONCE HN
Es difícil, como encargado de informar a un público futbolero, hacer a un lado el fanatismo o los sentimientos por nuestro país, pero muchas veces tenemos que vestirnos con la camiseta de la objetividad.
De esa forma, damos apertura a lo que podemos denominar como “los cinco pecados de Fabián Coito con la Selección de Honduras en esta Octagonal“.
La intención jamás será desmeritar el trabajo de un entrenador o los futbolistas, únicamente es identificar aquellos errores que nos tienen penúltimos en la clasificación de CONCACAF con tres puntos (de 12 posibles).
– Convocados y ausentes injustificados
El génesis de una buena ventana de partidos eliminatorios es una buena convocatoria, donde deben figurar aquellos futbolistas que mejor momento atraviesan. En este punto, el uruguayo ha fallado en ambas brechas, y no queremos echar culpas a los jugadores, pero hay ejemplos mencionables que no debían estar. Podemos enumerar a Danilo Acosta, Félix Crisanto, Marlon Licona, Allans Vargas, sin afán de ofenderlos. También ausentes de peso como Choco Lozano, Denil Maldonado, Kevin Álvarez en una oportunidad cada uno, y qué decir de Rubilio Castillo y Bryan Róchez.
– Rotaciones en San Salvador
El empate en Toronto puso a soñar a todos los hondureños, hasta el más escéptico, tomando en cuenta la dificultad que representaba una selección compacta como Canadá. El segundo encuentro era una visita al siempre difícil Estadio Cuscatlán. Es entendible que se modificara la alineación titular del debut por la proximidad en las fechas de los partidos, pero el charrúa decidió cambiar a NUEVE elementos, un número exagerado de rotaciones para un equipo que venía de buena forma. Al parecer apostó por el empate y un triunfo ante Estados Unidos, que sabemos no ocurrió.
– Cambios ante Estados Unidos
Frente a los norteamericanos se desarrolló una primera parte de ensueño, con respeto diríamos “un baile”. Pero determinó trastocar su esquema posicional táctico y sustituyó a tres futbolistas que se desempeñaron de gran forma en los primeros 45 minutos. La brillantez desapareció, el rival aprovechó y la goleada se concretó en una debacle histórica suscitada en el Olímpico Metropolitano.
– No utilizar un “nueve”
Históricamente los mejores resultados para Honduras arribaron con dos delanteros, al menos uno de ellos el denominado “nueve de área”, pero Coito se sigue resistiendo a aplicarlo en sus alineaciones titulares, a pesar que por tercera ocasión no le dio grandes resultados. Únicamente ha colocado el “nueve” cuando los encuentros se complicaban y urgía anotar goles, pero era demasiado tarde para revertir la historia. Jugar con ofensivos que no poseen la definición como característica principal, sigue siendo un suicidio deportivo.
– Confianza en Rigoberto Rivas
No vamos a culpar a un solo futbolista de un mal resultado, pues al final juegan 10 en cancha más el portero, entonces se vuelve un tema colectivo. Pero el “bambino” sigue sin mostrar grandes cualidades en la Selección Nacional y el entrenador continúa necio poniéndolo como titular en cada uno de los juegos, algo que no beneficia al atacante del Reggina. Entonces se puede decir que empezamos mal con alguien que no encuentra su talento, que posee a manos abiertas, con el equipo de todos.