REDACCIÓN: El ONCE HN
Lamentamos que las Ligas Menores en Honduras no sean noticia por partidazos, por talentos emergentes, por canchas buenas, sino por actos de violencia que dañan más un fútbol destrozado como el nuestro.
En un tierrero, porque eso no es cancha de fútbol, se encontraban disputando el clásico los equipos sub-14 del Olimpia y Motagua. Cuando los azules estaban 3-2 arriba, los melenudos lograron empatar en el último minuto.
Dicha situación provocó una molestia encabezada por el técnico Hernaín Arzú, que logró ser calmado. Quien perdió completamente los estribos fue un padre de familia de los azules, que sacó un arma de fuego (pistola) para amenazar al árbitro de turno.
Es un acto tan irresponsable con tanto niño inocente alrededor, quienes eran los menos enojados por un empate deportivo. Los padres de familia deben ponerse la mano en la conciencia para evitar hechos desagradables.
El árbitro rápidamente cogió sus cosas y se marchó del campo de tierra. Lamentable, y seguramente Fenafuth ni cuenta se da.
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(Cortesía: Deportes Al Desnudo)