Una noche perfecta se vivió en el Estadio Azteca, a excepción de dos cosas: el láser y el grito de 'eeeeh puto' cada vez que Shane Lechler (Texans) pateaba el balón. Curioso en lo deportivo que fuera ante Lechler, que
Una noche perfecta se vivió en el Estadio Azteca, a excepción de dos cosas: el láser y el grito de 'eeeeh puto' cada vez que Shane Lechler (Texans) pateaba el balón. Curioso en lo deportivo que fuera ante Lechler, que