Nueva número uno del mundo por delante de Serena Williams, campeona por primera vez del Abierto de Estados Unidos y ganadora de su segundo título de Grand Slam: la alemana Angelique Kerber puso el broche de oro a dos semanas inolvidables en Nueva York al vencer en la final a la checa Karolina Pliskova.

“Todos mis sueños se han hecho realidad este año”, dijo emocionada Kerber después de batir a Pliskova por 6-3, 4-6 y 6-4 en una pareja definición en Flushing Meadows.

La alemana, que a partir del lunes desplazará a Williams del primer lugar de la clasificación, sumó en el US Open un nuevo hito en un año en el que ganó el Abierto de Australia, fue finalista de Wimbledon yobtuvo la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.

“Es simplemente fantástico, increíble, el mejor año de mi carrera. Aquí empezó todo en 2011 y ahora estoy aquí con el trofeo”, dijo Kerber en la ceremonia de premiación. Fue en el US Open donde Kerber dio hace cinco años el salto de calidad al alcanzar por primera vez las semifinales en un Grand Slam.

Sin embargo, la alemana de 28 años rompió todos sus límites en 2016, una temporada en la que consiguió lo que parecía imposible hasta hace poco: desplazar a Williams de la cima del ranking. Kerber se había asegurado su ascenso a lo más alto el sábado gracias a la derrota de la estadounidense precisamente ante Pliskova en la primera semifinal.

Kerber se impuso a la sorprendente Pliskova en 2 horas y 7 minutos de un encuentro cambiante e irregular, en el que la alemana logró hacer valer su mayor experiencia y jerarquía en el momento de la definición del tercer set.

La alemana de raíces polacas se convirtió así en la segunda jugadora de su país en ganar el US Open después de Steffi Graf, campeona en Flushing Meadows en 1988, 1989, 1993, 1995 y 1996. Además, será a partir de mañana la primera jugadora alemana en liderar el ranking desde Graf, quien estuvo por última vez en la cima hace 19 años.

Fueron 186 las semanas consecutivas de reinado de Williams, más de tres años y medio. Pero Kerber, que llegó a la final de tres de los cuatro Grand Slams del año, demostró ser la jugadora más consistente de la temporada. Y nada mejor que celebrarlo con el título del US Open bajo el brazo.