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River Plate está disconforme con la desción del fallo de la Unidad de Disciplina de Conmebol de obligarlo a jugar contra Boca Juniors, el segundo partido de la Final de la Copa Libertadores en el estadio Santiago Bernabéu de Madrid. El club de Nuñez pretende no ceder la localía, además de rechazar el fallo que lo obliga a jugar dos partidos internacionales sin público el próximo año y la multa de 400 mil dólares que le aplican.
La resolución del tribunal debería darse a conocer mañana, teniendo en cuenta que la final ante Boca se disputará el domingo próximo.
River Plate ha ratificado este sábado “su rechazo al cambio de sede” del partido de vuelta de la final de la Copa Libertadores, ante el Club Atlético Boca Juniors y previsto para disputarse el próximo 9 de diciembre en el estadio Santiago Bernabéu de Madrid (España).
A partir de la presentación realizada durante el pasado viernes ante la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL), River expresó en una nota de prensa “su rechazo al cambio de sede” de un duelo que debía haberse jugado el 24 de noviembre en el Monumental de Buenos Aires (Argentina), pero que fue aplazado a causa de varios altercados protagonizados
por sus hinchas en las inmediaciones del estadio.
“El club entiende que la decisión desnaturaliza la competencia, perjudica a quienes adquirieron su ticket y afecta la igualdad de condiciones a partir de la pérdida de la condición de local”, indicó el comunicado, para luego enumerar las razones a partir de las cuales River Plate sostiene tal postura.
“La responsabilidad por la falla del operativo de seguridad del día sábado 24 del corriente mes, ocurrida fuera del anillo perimetral dispuesto para el evento, fue, además de pública y notoria, asumida abiertamente por las más altas autoridades del Estado. Esto equivale a decir que los hechos que River Plate lamenta –y por los que se solidarizó oportunamente– no son de ningún modo responsabilidad del club”, señaló el primer punto.
“Más de 66 mil asistentes al estadio aguardaron pacientemente durante alrededor de ocho horas el día sábado y volvieron a concurrir por segunda vez al estadio el día domingo. A esos mismos espectadores se les niega ahora –injustificadamente– la posibilidad de presenciar el espectáculo, en virtud de la evidente diferencia de costos y la distancia propia de la sede elegida”, añadió el segundo punto.
Así, el club ‘millonario’ describió como “incomprensible” que “el clásico más importante del fútbol argentino no pueda desarrollarse con normalidad en el mismo país que en los días que corren se desarrolla un G20”, en alusión a las reuniones de los principales jefes de Estado y de Gobierno con Mauricio Macri como anfitrión.
“El fútbol argentino en su conjunto y la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) no pueden ni deben permitirse que un puñado de violentos impidan el desarrollo del Superclásico en nuestro país”, concluyó la nota de prensa de River, en la misma línea que el rechazo adoptado por Boca Juniors al conocerse la elección de Madrid como sede.