REDACCIÓN: El País (España)
La carrera de Fernando Torres murió en el área del Visel Kobe, el equipo de Andrés Iniesta y David Villa. Antes del partido, recibió un homenaje en el que lució esa camiseta con ribetes rojos y blancos que rememoraban una antigua camiseta del Atlético. En el túnel de vestuarios, recibió los saludos efusivos de sus dos excompañeros de selección.
Melancólico, esperando con resignación que el colegiado pusiera fin a sus 18 años en el fútbol profesional, Torres hacía ya rato que deambulaba por el campo con la cabeza gacha. La tunda que recibió su equipo (1-6), el Sagan Tosu, no le acompañó en su último día como futbolista. Aguantó con estoicidad el desagravio del marcador. Los últimos balones que tocó fueron un intento de remate de cabeza al que llegó tarde y un disparo que se le fue alto.
El tiempo que no perdona y la motivación que le ha dejado de acompañar han puesto fin a una trayectoria fabulosa. Su carrera está marcada por el gol de Viena contra Alemania en la final de la Eurocopa de 2008, su irrupción en el Atlético siendo aún un juvenil pecoso que se echó sobre la espalda y a un club hundido en la Segunda División. El Mundial de 2010, la Eurocopa de 2012, la Champions League con el Chelsea son otros grandes títulos que adornan su palmarés. Pero ninguno dice apreciar tanto como la Liga Europa que conquistó hace dos temporadas con el Atlético.
Torres quiso despedirse de los aficionados de todo el mundo con una emotiva carta:
“Carta a los aficionados de todo el mundo.
Cuando tenía 5 años empecé a jugar al fútbol con mi hermano. 30 años después voy a jugar mi último partido como profesional. Hoy miro atrás y casi no puedo creer todo lo que he vivido. Me siento muy afortunado de haber podido conseguir los trofeos más importantes del mundo y de haber jugado para algunos de los clubes más prestigiosos. También de los éxitos con la selección española. He vivido sensaciones de gran emoción y felicidad. Quería dar las gracias al fútbol por haberme hecho tan feliz. Pero no quiero olvidarme de la parte más auténtica del fútbol, la que hace que este deporte sea tan maravilloso, los aficionados.
Gracias a todos y cada uno de los aficionados de los equipos en que he jugado por quererme, animarme y respetarme. También a aficionados rivales porque me habéis hecho ser mejor jugador.
Espero que os haya hecho disfrutar con mi fútbol y os haya inspirado de alguna manera. Nunca dejéis de perseguir vuestros sueños. Ha sido un verdadero placer. Gracias fútbol, gracias afición”.