REDACCIÓN: Diario AS
La CONMEBOL y la federación chilena siguen trabajando codo con codo para recibir en Santiago de Chile la final de la Libertadores del día 23 de noviembre. River y Flamengo aseguran el desplazamiento masivo de sus hinchas, pues son dos de las aficiones más numerosas de América.
De hecho, ya hay 300.000 peticiones de entrada pese a las 48.000 localidades de aforo que tiene el estadio Nacional.
“Albergar la final de la Libertadores es un desafío para Chile. Las peticiones de entradas se han desbordado. Se nos va a quedar pequeño el estadio”, comentó el presidente de la federación chilena, Sebastián Moreno, a As.
La CONMEBOL escogió el año pasado el estadio Nacional de la capital chilena como escenario de la primera final a partido único en la historia del torneo. Sin embargo, las revueltas sociales que se están viviendo últimamente en la ciudad -y que ya se han cobrado incluso víctimas mortales- preocupan a los organizadores del evento.
El máximo organismo del fútbol sudamericano emitió una nota el domingo asegurando que la final se jugaría en Santiago, pero si la tensión crece no se descarta que se busquen alternativas. Al igual que ocurriera el año pasado cuando el Boca-River acabó en el Bernabéu, hay muchas ciudades interesadas en acoger el partido en caso de que se traslade. Miami o Doha, en Qatar, son opciones muy sólidas, aunque también se contempla la alternativa de repetir en Madrid ante el éxito del año pasado.