REDACCIÓN: Marca
Zlatan Ibrahimovic estaba pletórico, que venía de ganar a la Lazio (0-3), derrotaba a la Juventus (4-2) tras levantar un 0-2 con el sueco en plan estrella. Suyo fue el 1-2, de penalti, y la asistencia a Kessié para el 2-2.
“Pienso que si hubiera estado aquí desde el primer día habríamos ganado el ‘Scudetto'”, aseguró en ‘DAZN’ tras el partido. La edad parece no pasarle factura: “Me divierto mucho. Después de la lesión fui a la MLS porque quería sentirme vivo. Ahora sólo quiero jugar. A mis 38 años no tengo el físico de antes, pero me siento bien. Sé que no puedo hacer lo que hacía con 20 años, pero actúo con inteligencia. Si no marco la diferencia, me disgusto, no estoy aquí para ser una mascota, estoy aquí para dar resultados, ayudar a los compañeros y a los ‘tifosi'”.
Sus números, a decir verdad, son buenos. Suma seis goles y tres asistencias en los 13 partidos que ha disputado desde que llegara en enero, pero su importancia trasciende el ‘verde’. “Soy presidente, entrenador y jugador. Hago de todo, pero sólo me pagan como futbolista, eso es lo negativo”, soltó con su habitual sorna.
La parte negativa llegó cuando dejó entrever que podría colgar las botas a final de temporada. “Me queda un mes para divertirme. Están sucediendo cosas que no controlamos. Estoy contento de jugar, me entristece que San Siro no estuviera lleno. Se habrían divertido y podría ser una de las últimas veces que me vieran en directo”.