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DE ROSSI: “EN ITALIA SE RÍEN CUANDO LE DICEN PECHO FRÍO”






REDACCIÓN: Diario AS


La historia de Daniele De Rossi con Boca va más allá del poco tiempo que le tocó jugar allí como futbolista profesional. El cariño del italiano por el cuadro de la Ribera no tiene fronteras, por eso estando a miles de kilómetros sigue pensando en regresar: “Mi deseo es dirigir a Boca y tengo en mi cabeza volver como entrenador. Este club está en mi corazón”.

En la entrevista con La Nación, el romano también aseguró que hay días en los que extraña a Boca pero que no se arrepiente de la decisión que tomó hace varios meses atrás: “No pasa semana que no extrañe todo de Boca y de Buenos Aires. Estuve en el lugar justo, pero en el momento errado”.

Daniele integró el plantel que supo ganar la Superliga Argentina 2020 pero, pese a haber festejado el campeonato, no se adjudica demasiados méritos: “Me siento parte de ese equipo, pero mis merecimientos son muy, muy, muy pocos. No sería justo de mi parte y hasta sonaría irrespetuoso con mis compañeros”.

“Si en Italia contás que en la Argentina le dicen pechofrío a Messi, acá se ríen, no entienden nada. ¡Cómo le vas a decir pechofrío a Messi que tiene dos huevos así de grandes! Hay gente que tiene el coraje de decirle pechofrío a Messi detrás de una computadora, y después ni tiene los huevos de pedirle a su mujer el control de la tele para cambiar de canal. ¡Y le dicen pechofrío! ¡Vamos!”.

“Él perdió dos finales de Copas América por penales, y yo soy campeón del mundo por penales. Mira, él es un pechofrío en la Argentina y yo soy un héroe junto con mis compañeros por haber ganado el Mundial del 2006 ¿Y cuál es la diferencia? 5 centímetros. No puede ser, no, me niego. Me gustaría que tengan en cuenta que muchas veces es él, el que se carga todo el equipo sobre su espalda”.

“Futbolísticamente no hay nada más que explicar, se acabaron las palabras. Hay otros muy buenos, como Ronaldo, que puede ser comparable desde los números, los goles y trofeos, pero después hay una cuestión de placer, y a mí me gusta ver a Messi. La única fortuna que tuvo es que jugó en el equipo más grande de los últimos 30 años, el Barcelona de Guardiola, entonces sus compañeros, sin ser tan buenos como él, eran dignos de estar a su lado”.

“Compartir la cancha con él es una motivación. A veces me daba cuenta que mis compañeros, antes del partido, lo miraban con ojos distintos, como de admiración y también a mí me pasó. Yo trataba de no mostrar mis sentimientos ni mi debilidad ante un jugador tan grande. Cuando le sacás la pelota a Messi te da un sabor distinto a si se las sacás a un burro cualquiera”.





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