REDACCIÓN: Diario AS
Desde luego que no de la forma deseada, pero en cierto modo el Real Madrid juega la final de la Champions el domingo. O, mejor dicho, se puede jugar algo importante en ella: por Da Luz, el escenario en 2014 de la Décima, pasa en parte el futuro de Kylian Mbappé (21 años). En el club verían positivo que el PSG se impusiera al Bayern, lo que alegraría sobremanera a Nasser Al Khelaifi y, según lo previsto, le haría más flexible respecto a la salida en 2021 del ex del Mónaco, al que firmó en 2017 y por el que pagó 180 millones de euros.
Bajo la presidencia de Al Khelaifi, iniciada en 2011, han sido 1.289 los millones invertidos para llegar adonde está ahora. Campeón de la Ligue 1, de la Copa y la Copa de la Liga, para abrochar esta temporada tan perfecta como histórica falta la madre de todos los títulos, el objetivo original por el que ha levantado este superequipo a base de talonario. Con esa Champions en la mira, van más de una y de dos propuestas de renovación desatendidas por Mbappé, con contrato hasta 2022. Es feliz en el Parque de los Príncipes y le arropa el vestuario, en el que Neymar es uno de sus amigos más íntimos. Pero su sueño desde niño es ser futbolista del Madrid, más aún si su entrenador es Zidane, uno de sus ídolos.
El Madrid es consciente de que en las conversaciones entre el PSG y Mbappé el club parisino le ha pedido siempre compromiso al de Bondy. Una ofensiva total por la espalda desde el Bernabéu por él, así como un acto de declaración en rebeldía del delantero complicaría muchísimo su marcha.
Al Khelaifi quiere que amplíe su vinculación, pero observa cómo se van reduciendo las posibilidades. Por eso en el Bernabéu sostienen que la Champions en su palmarés aliviaría notablemente el dolor que para el PSG supondría el próximo verano vender a Mbappé para que no se marchara libre en 2022. Más todavía con la situación de Neymar, que tras desesperarse en 2019 por abandonar París está ahora en su mejor momento.
La otra cara de la moneda de la final es mucho menos económica y de mercado, y mucho más sentimental y simbólica. El escenario ideal del Madrid es el de Mbappé levantando su primera Champions, el torneo más prestiogoso del mundo, de blanco y en un Santiago Bernabéu totalmente remodelado. Si lo hace con el PSG, eso no será posible y, además, le quitaría esa espina a Kylian. Sin embargo, el club blanco destaca entre las muchas cualidades del que quiere que sea su próximo galáctico el hambre. Bien asesorado y muy profesional, reúne las condiciones para marcar una era. Por ello, ganar la Champions ya, con sólo 21 años, conquista que se uniría a la del Mundial 2018 con Francia, no le haría levantar el pie del acelerador.
De momento, la máxima competición continental se le ha resistido y es su empeño personal. En las tres ediciones anteriores en las que ha participado ha sumado 14 goles y 8 asistencias en 25 partidos. Con el Mónaco sorprendente de la 2016-17 se quedó en semifinales, y con el PSG ha vivido dos grandes decepciones en octavos, ante Real Madrid y United. En total acumula 19 goles y 14 asistencias en 34 apariciones en Champions, pero le falta tocar metal.